Este artículo intenta poner de relieve que
la didáctica de las ciencias en la enseñanza primaria, a partir de la entrada
en vigor de la LOGSE y hasta nuestros días, guarda una estrecha relación con
los planteamientos pedagógicos de varios profesores de Escuelas Normales, en su
mayoría, vinculados a la Institución Libre de Enseñanza a comienzos del siglo
XX. El método de enseñanza que se desarrolla en este artículo engloba tres
modelos, que Aurelio Usón Jaeger califica como: activa, paidocéntrica y
vitalista. La enseñanza activa, caracterizada por una metodología que se basa
en la participación eficaz y en el desarrollo constante del alumno, con la cual
éstos aprenden a medida que van haciendo, siendo especialmente importante la
observación de los seres y procesos naturales “invivo”, y la experimentación
mediante la realización de diversas y sencillas experiencias. La enseñanza
paidocéntrica, en la que los contenidos científicos están más en sintonía con
los intereses del niño, su capacidad intelectual y su particular forma de
percibir la naturaleza. Por último, la enseñanza vitalista se centra en inculcar
unos valores educativos múltiples, que sean preparatorios y, a su vez, útiles
para los niños en su vida ulterior y en su más amplio sentido, como sería la
adquisición del hábito de indagación científica (Usón, 2003, p.100).
La comprensión del mundo actual requiere de miradas complejas, miradas que incluyan lo ambiental y lo tecnológico. El área de Ciencias Naturales brinda oportunidades para poder articular estas dimensiones en los proyectos de enseñanza siempre que su inclusión enriquezca la comprensión de los fenómenos en estudio.
"Los mejores profesores son aquellos que saben transformarse en puentes, y que invitan a sus discípulos a franquearlos" Nikos Kazantzakis
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